Recepción

lunes, 29 de octubre de 2012

Akaky su capote y la crítica social en Gógol

El doble y eL Capote.


Guidaí Gómez. 3° Literatura. CerP.
Literatura Universal

Análisis comparado de El doble y El capote: los personajes, la ciudad y el “doble”.

Fiódor M. Dostoievski nació en Moscú en 1821 y  muere en Petersburgo el 28 de enero de 1881. Era hijo de un dogmático médico militar. En 1837 ingresa en la Escuela Militar de Ingenieros de San Petersburgo. Fue un apasionado por la lectura de los clásicos europeos y de los rusos Pushkin y Gógol. Dejó la milicia con rango de oficial, y se convirtió en traductor de Balzac y George Sand. En 1846, con 25 años, debutó en la literatura con Pobres gentes, que entusiasma a Belinski, el pope de la crítica rusa. Allí comenzó su carrera literaria. Sus ideas políticas le condujeron a la cárcel en 1849, con una condena de muerte, y durante diez años perdió la libertad, desterrado a Siberia en 1853. Luego de su liberación se dedicó al periodismo, pero se le dificultó su mantenimiento económico; en esta etapa se acentuaron su cristianismo y sus crisis morales, ya que se sabe pecador y no puede remediarlo y a todo ello se une el avance de la epilepsia. En Petersburgo dirigió una revista y retomó su carrera literaria; viajó por Europa y se aficionó al juego, su gran debilidad, lo cual le llevó a endeudarse.
Es considerado el rey de la novela patológica, plagada de personajes atormentados. Los hermanos Karamazov se convirtió en su obra maestra.  Tradujo la obra de Sand y Balzac, La derniére Aldini, de George Sand; Matilde de Sue. Eugenia Grandet de Balzac. Pero  su vida se convirtió en un círculo vicioso en torno al dinero, ya que para conseguirlo debía escribir novelas y a su vez necesitaba dinero para hacerlo. Su pasión por el juego en Baden, se ve reflejado en su novela El jugador, con el maravilloso personaje de la abuela o matriarca rusa con todos sus polluelos en torno.
Cuando se estableció en Tver logró publicar El sueño del tío y Stepánchikovo y sus habitantes, pero las obras no obtuvieron la crítica que Dostoyevski esperaba. Su siguiente obra, Recuerdos de la casa de los muertos (1861–1862), basada en sus experiencias como prisionero, fue publicada por capítulos en la revista El Mundo Ruso. En 1864, consiguió editar con su hermano una nueva revista llamada Epoja ('Época'), donde publicaron Memorias del subsuelo. Un año después, de nuevo en San Petersburgo, comenzó la redacción de Crimen y castigo, una de sus obras capitales, la cual fue publicando, con gran éxito, en la revista El Mensajero Ruso.
En 1867, finalmente establecido en Ginebra, comenzó a preparar el esquema de su novela El idiota, que debería publicarse en los dos primeros fascículos de El Mensajero Ruso correspondientes al año siguiente. Durante el año 1870 el autor se dedicó a escribir una nueva novela, El eterno marido, que fue publicada en la revista Zariá; algunos pasajes de la obra poseen cierto sentido autobiográfico. En 1871, terminó de escribir Los endemoniados, publicándola en 1872. La novela refleja las inquietudes políticas de Dostoyevski en esa época.  Más tarde reeditó varias de sus obras anteriores y comenzó a publicar la revista Diario de un escritor, en la que escribía solo, recopilando historias cortas, artículos políticos y crítica literaria, cosechando también gran éxito en su publicación en 1877. Esta publicación se vería interrumpida al comenzar en 1878 la redacción de Los hermanos Karamázov, que aparecería en gran parte en la revista.
La mayoría de las novelas de Dostoyevski se centran en la temática del hombre, es decir, lo tienen a éste como personaje principal. Los argumentos en que se basan estas novelas, generalmente, tratan sobre grandes temas humanos, como la pobreza e injusticia social el realismo psicológico y las penumbras fantásticas, las relaciones amorosas o el amor, el egoísmo y la autopurificación por medio del sufrimiento. Ante esta naturaleza esencialmente «humana», el autor abarca distintos terrenos de la psicología, la filosofía y la ética.
Fueron temas pilares de sus novelas, las grandes preocupaciones que tenía con respecto al futuro de la humanidad y las injusticias sociales que se vivían durante su época.
Las novelas del escritor ruso destacaron por su perspectiva social, política y moderna de la sociedad, construyendo así un movimiento «dostoyevskiano». Asimismo, destaca su profunda reflexión psicológica en sus escritos, lo que, según Joseph Frank, lo posiciona como el máximo representante de la novela en dicho tópico, precursor del existencialismo y uno de los mejores escritores rusos. Así es que, se consideran  los cuentos de Dostoievski como un islote o estadio peculiar en la evolución del género. El cocodrilo, por ejemplo,  constituye el mejor ejemplo de la innovación del cuento europeo.
El autor Skeiner resume el paisaje mental ruso de ese momento en dos escenarios. En el caso de Tolstoy o la pastoral épica, se presenta la naturaleza como algo sagrado, pese a convertirse a veces en campo de batalla. En Dostoievski o el infierno urbano de Petersburgo, se pinta una ciudad de faunos rusos y doncellas raptadas, faunos puritanos – de ahí el tema del doble, el hombre subterráneo.
Esta tendencia de Dostoievski a presentar personajes desdoblados es una vía para presentar las contradicciones internas de los personajes y confrontar ideologías. Respecto a esto Mijail Bajtin indica en Teoría y estética de la novela, la vía a través de la cual expresar el autor su ideología: "las obras (novelas) de Dostoievski, son en su totalidad, en tanto que enunciados de su autor, diálogos, igualmente sin salida, sin acabar internamente, entre personajes (como puntos de vista que tienen forma) y entre el autor mismo y sus héroes; la palabra del héroe no vence hasta el final, y queda libre y clara (igual que la del autor mismo). Las duras pruebas a las que se ven sometidos los héroes y sus palabras, acabadas desde el punto de vista argumental, permanecen interiormente inacabadas y no resueltas en las novelas de Dostoievski". (1989:165)
Con relación esa esencia de la creación de Dostoievsky, Guillermo López García habla de la importancia de El doble en dos niveles distintos, pero a la vez íntimamente relacionados: en primer lugar El doble como predecesor del estudio científico del desdoblamiento de la personalidad. La novela relata con claridad y crudeza el proceso mediante el cual el esquizofrénico lleva a cabo la destrucción del yo en favor de un superyo dominante. El doble se adelanta medio siglo a la reformulación que el psicoanálisis realiza del estudio del desdoblamiento de la personalidad. En segundo lugar, dicha obra como inicio de un sistema narrativo en Dostoievski. Estas características de la novela están directamente relacionadas con lo que Italo Calvino menciona en su artículo "Breve reseña de cuanto fantástico" respecto al cuento fantástico, considerado este como el producto más relevante de la narrativa del siglo XIX. Calvino refiere que dichas narraciones  adquieren su significatividad en lo  dicen sobre la interioridad del individuo y de la simbología colectiva. El elemento sobrenatural en el centro de estas historias aparece siempre cargado de sentido, como la rebelión de lo inconsciente, de lo reprimido, de lo olvidado, de lo alejado de nuestra atención racional. En esto se ve la modernidad de lo fantástico.
La mencionada obra es una novela corta aparecida en 1846. No fue comprendida en su época, e incluso despreciada en cuanto parecía ser plagio de El Capote, de Gógol. Según apunta Juan López Morillas, en el prólogo a la edición española (Alianza Editorial, Madrid, 1985), el tema en ella es "el del funcionario público de modesta o ínfima categoría que se esfuerza por salvaguardar un mínimo de dignidad y amor propio ante una burocracia que ve en sus servidores sólo un conjunto de hombres y puestos en un desalmado escalafón".
La historia arranca con la constatación de un cierto desequilibrio mental por parte del protagonista (Goliadkin), el cual, luego de mantener una delirante conversación con su médico, Krestyan Ivanovich, se dirige frenéticamente hacia una fiesta en donde se encuentra su amada, hija de su jefe. Goliadkin es groseramente expulsado de la casa, lo que se presenta para él como un obstáculo en sus ansias de ascender (desposar la mano de la hija de su jefe sería para ello un paso decisivo). Goliadkin vaga desesperado por el puerto de la ciudad, hasta que un desconocido le llama poderosamente la atención y le resulta familiar.
 Finalmente, Goliadkin se dirige  a su casa, donde le espera una desagradable sorpresa: el desconocido está ocupando su cama, y aún más: es idéntico a él. Al día siguiente, el protagonista se despierta solo en su cama, dirigiéndose al trabajo. Y es en el trabajo donde su mundo comienza a derrumbarse; porque allí encuentra, como nuevo empleado, a su doble, el cual parece haber tomado mucho cariño a Goliadkin, rápidamente correspondido por el protagonista, hasta el punto de que el doble se va a vivir a casa de Goliadkin. Pero al otro día, su doble ha desaparecido nuevamente. Al preguntar a Petrushka (su criado) por el paradero del doble, éste le responde que "el amo" ha salido.
Es a partir de allí cuando su doble comienza, en apariencia, a socavar sistemáticamente la posición de Goliadkin, que se desespera y no puede sino constatar la vileza del que pensaba era su amigo (su propio 'yo'). Mientras tanto, los que le rodean no pueden se encuentran asombrados del extraño comportamiento de Goliadkin, hasta el punto de que su propio criado, Petrushka, tiene intenciones de abandonarlo
La carta de amor que Klara Olsufievna (la hija de su jefe) le manda cuando la situación de Goliadkin, rechazado por todos, es más desesperada, le insufla nuevos ánimos al desequilibrado funcionario; pero esta carta es un engaño, ya que en realidad su propósito verdadero es el de atraer a Goliadkin, a fin de que Krestyan Ivanovich (su médico) lo lleve a un manicomio.
Dostievsky al igual que Gógol, su antecesor, no presenta aquí una historia de  argumento complejo, en el sentido que no suceden grandes acontecimientos, sino que la atención del relato se centra en un proceso interior del protagonista que se proyecta al exterior, modificando mínimamente su entorno. Mientras en Gógol la maestría se ve en cómo relata la historia, en Dostievsky su talento se manifiesta en el trabajo de la psicología en un personaje muy especial, he ahí su novedad.
En "El doble" como en "El Capote", los protagonistas que ocupan puestos de funcionarios públicos. Son hombres débiles, aquejados, de una voluntad de superación que no es personal, sino impuesta por un sistema injusto, irregular y subyugante, que somete a los seres humanos bajo su dominio. La enfermedad mental en Goliadkin con su ‘doble’ y  Akaky con su capote que representaría su "doble", no son más que su lucha por sobrevivir dentro del consumidor sistema. Pero una lucha que es inútil en ese mundo lleno de prejuicios sociales, en el que ambos protagonistas de estos cuentos no hacen más que reproducir un estatus social mediocre (el funcionario público). Goliadkin cumple la función de consejero titular, y Akaky es un simple copista, los dos comparten la misma condición de soledad y pobreza, su miseria es traducida de distintos modos. En la descripción de la habitación en que vive el primero " las paredes verdosas de su pequeña habitación, cubiertas de hollín y mugre..." y en la descripción de la alimentación de Akaky, quien ante el hambre y la austeridad de su condición "...comía un pedazo de carne de vaca con cebollas, sin reparar en su sabor. Era capaz de comerlo con moscas y con todo aquello que Dios añadía por aquel entonces". Pero sobre todo en la descripción de su capote que "en la espalda y en los hombros la tela clareaba, pues el paño estaba tan gastado que podía verse a través de él. Y en el fondo se deshacía de tanto uso.", que luego en busca adquirir su nuevo capote las artimañas que deberá hacer, no son sino a causa de su miserable paga como empleado público. En ambos casos la descripción de los personajes se hace cómica en la ironía de adjudicarle una gigantesca importancia a ínfimas cosas, o en lo patético del conformismo y satisfacción con otras.
Por otro lado, Goliadkin y Akaky comparten una misma ciudad como buenos personajes de cuentistas rusos, San Petesburgo. En medio del grupo de escritores rusos que en el siglo XIX hicieron destacar la literatura de su país, fue Nikolái Gógol el maestro del retrato y el humor sarcástico, es el que más se destaca por haber iniciado la literatura realista de su país. Un realismo que se traduce en las descripciones de los personajes, de sus hábitos y en la de su entorno.
Entonces el funcionario desgraciado se revela ante el poder teniendo como fondo los pórticos clasicistas y las estatuas. El enfrentamiento entre el protagonista y la ciudad, los cuales son muy dispares como débil funcionario y majestuosidad de los edificios, dicen los críticos es la base del destino trágico y a la vez grotesco de los protagonistas de la literatura de San Petesburgo. La insignificancia del personaje, afirman los críticos, se magnifica no sólo por la humillación social, sino también por el clima hostil de ésta ciudad.
Según Lotman, en su escrito "Símbolos de Petesburgo y problemas de la semiótica urbana" alrededor del nombre de esta ciudad se concentraron mitos escatológicos y profecías de destrucción; está presente la idea de perdición irremediable y la de ciudad condenada. "Se produce la identificación de San Petesburgo con Roma. La unión en el modelo de Petesburgo de dos arquetipos, el de la Roma eterna y el de la Roma condenada (Constantinopla), creó una doble perspectiva característica de la intelección natural Petesburgo, hecha al mismo tiempo de eternidad y de perdición interminable." Entonces, la ciudad se convierte en símbolo de apocalipsis, las víctimas a ello serán las viudas, funcionarios, copistas, estudiantes tuberculosos, en fin personajes que habitan la ciudad de Petesburgo, la de Dostievsky y Gógol. Posee un carácter fantasmagórico, dice Joseph Brodsky que "no hay ningún otro lugar en Rusia donde los pensamientos se alejen tan libremente de la realidad y con la aparición de Petesburgo se inició la existencia de la literatura rusa."  Parece ser que su geografía, la luz que habita en ella altera la percepción normal de los sentidos; la bruma  convierte en visión lo que se mira. El ambiente es hostil y se convierte en  antagonista de Akaky en "El capote". El narrador de éste exclama, como el personaje de Dostievsky, Goliadkin: "¿pero qué se le va ha hacer?, de todo esto tiene culpa San Petesburgo". Así al comienzo de El doble nos presenta al protagonista despertando  tras un profundo sueño  mirando por su ventana por donde" el día otoñal, gris, opaco y sucio, le atisbaba...con tan mal humor y mueca tan torcida que el señor Goliadkin ya no podía de modo alguno dudar que se hallaba no en un remoto país de maravillas, sino en la ciudad de Petersburgo, en la capital, en la calle Shestilavochnaya, en el cuarto piso de una vasta casa de vecindad, en su propio domicilio."
El carácter teatral y fantasmagórico lo introduce Gógol dotándolo de irrealidad y haciendo irreal lo real. Para lo primero el narrador cuestiona la fiabilidad de los sentidos por la bruma y la confusión que se generan en la ciudad. En el caso de El capote el escritor nos llega a presentar la figura cómica del protagonista convertido en fantasma que ha retornado en busca de su capote y para hacer justicia de él.
En El doble lo más parecido que se presenta al capote de Akaky, es la librea de lacayo que pertenece al criado de Goliadkin, Petruska, quien de algún modo a través de su "sonrisa estúpida" demuestra que se siente otra persona al ponérselo. Mientras para Akaky es una "obsesión" su capote como disfraz que le permite se visible a los ojos de los demás aceptándolo, para Goliadkin el doble representa sus frustraciones, sus anhelos y sus vicios, pero desatados y sin ningún pudor; se comporta como él nunca haría, por educación o imperativos morales o sociales: a veces con decisión y firmeza, otras con subterfugios y trampas.
Petrushka es testigo de la decadencia y dualidad de Goliadkin, representando la integridad de la clase baja ante los vaivenes sociales de una burocracia como la zarista, que estaba repleta de gentes sin escrúpulos que manipulaban y conspiraban con el fin único de medrar, el mismo tipo de personas que hicieron objeto de burlas a el capote de Akaky. Por otro lado,  el inmediato superior de Goliadkin, Andrei Filippovich, encarna el tipo de superior inflexible y vacío que Dostoievski refleja en algunas otras novelas.
Indica Mijail Bakhtin que "los personajes que completan la novela, sirven de excusa para dar verosimilitud al estudio de la personalidad desdoblada de Goliadkin. Y es que en ocasiones da la sensación de que nos encontramos ante todo un estudio psicoanalítico del desdoblamiento de la personalidad, con el mérito de que este estudio se realiza medio siglo antes de la aparición efectiva de Freud en el campo de la psiquiatría." En la descripción de los síntomas de la esquizofrenia, Dostoievski se presenta como un adelantado a su tiempo.
Tomando la descripción de esquizofrenia que hace R. D. Laing (El yo dividido, pág. 13), se define a la persona esquizoide como "un individuo en el que la totalidad de su experiencia está dividida de dos maneras principales: en primer lugar, hay una brecha en su relación con su mundo y, en segundo lugar, hay una rotura en su relación con uno mismo. Tal persona no es capaz de experimentarse a sí misma 'junto con otras' o 'como en su casa' en el mundo, sino que, por el contrario, se experimenta a sí misma en una desesperante soledad y completo aislamiento; además, no se experimenta a sí misma como una persona completa sino más bien como si estuviese 'dividida' de varias maneras, quizá como una mente más o menos tenuemente ligada a un cuerpo, como dos o más yos, y así sucesivamente" (1993: 13)
Esta definición se aplica al caso de Goliadkin, que también presenta rasgos que lo ameritan como ser observar continuamente a las demás personas, al tiempo que estremecerse al ser mirado: "A pesar de que el tiempo estaba húmedo y desapacible, bajó las  dos ventanillas del coche y atentamente se puso a observar a los transeúntes, a derecha e izquierda, adoptando un continente grave y correcto cuando notaba que alguno le miraba a su vez".
En forma de monólogo interior del funcionario ante la duda de saludar a su jefe o no hacerlo, hace alusión al incipiente desdoblamiento de Goliadkin cuando dice: "¿Le saludo o no? ¿Respondo de algún modo o no? -pensaba nuestro héroe con indecible angustia."
En este sentido, la conversación que mantiene Goliadkin con el doctor supone, es propia de un desequilibrado que busca consuelo en el doctor.
Al día siguiente Goliadkin se dirige a la fiesta que da su jefe, con los resultados que ya sabemos. En estos dos capítulos podemos observar una de las características fundamentales de la narrativa de Dostoievski: la aparición constante de personajes atormentados, al borde de la locura, que protagonizan diálogos con otros personajes que en realidad no son sino monólogos interiores, monólogos porque ellos mismos se responden a lo que preguntan mientras creen ver mucho más de lo que en realidad hay en las reacciones de sus interlocutores. Al igual que aquí, en El Capote, Akaky por momentos también entabla un diálogo consigo mismo cuando se cuestiona el hecho de tener que comprar un nuevo capote; presenta una comicidad en ello. Akaky se alimenta con la idea del capote, mostrando una crítica al materialismo que también se presenta en El doble.
En la literatura grotesca existe lo que se denomina Uncanny o disonancia cognoscitiva que puede resultar en horror puro o crear una tensión interna entre el horror y la risa. El uso de las cosas de la vida cotidiana de una forma extraña e inquietante es una especie de Unheimlische que puede ser un zapato viejo, una silla favorita, plantas y /o flores. Todo parece normal hasta que alguno de esos elementos comienza a hablar con el personaje.
Lo que se denomina Uncanny en la literatura grotesca es lo Lacan (psicólogo) llamó "otro", para aludir a los deseos reprimidos y los terrores que el sujeto desea guardar en secreto. Ese "otro" o doble juega un papel muy importante, según Lacan. El sujeto encuentra a su doble caminando en su mundo habitual, el cual, según dice María O´conell, hace dos cosas contradictorias: primero tratar de destruir al sujeto y manipula las circunstancias para llevar al sujeto al desastre. Segundo, realizar los deseos ocultos y reprimidos, haciendo cosas que el sujeto no se atrevería. Existe una tensión entre el sujeto y su doble.
Desde el plano psicológico el doble o Doppelganger, es una forma del inconsciente que escapa de sus limitaciones y toma una forma física que atormenta al sujeto, con sus acciones e inhibiciones.
Así es que,  al observar cómo la mayor parte de sus planes de futuro se derrumban, Goliadkin "crea" un doble que sólo existe en su mente; un doble que logra todo lo que el funcionario antaño deseara para él, mientras éste se derrumba en la fosa sin fondo de la esquizofrenia, intento de unión del Superyo y el Yo. Goliadkin le ofrece a su doble vivir en común, y éste acepta. Pero pronto escapa del control del Yo y se va de casa para conseguir el éxito en solitario. Éxito que comporta necesariamente la derrota definitiva del señor Goliadkin: la desaparición del Yo.  Del mismo modo, Akaky en El capote se enajena en la obtención y uso de su capote, cuando lo pierde sufre el desconocimiento social nuevamente y ante su falta muere víctima del frío y la angustia.
Goliadkin contempla el triunfo de su doble, que consigue desprestigiarle día tras día. El doble se convierte, para él, en un reflejo deformado de sí mismo (maleducado e insolente), parece contar con el favor de los superiores, mientras rechaza nuevamente toda tentativa de acercamiento realizada por Goliadkin. Éste se refugia cada vez más en su mentalidad enfermiza, que justifica el rechazo que provoca entre sus compañeros de trabajo como consecuencia de los sucios ardides de su doble. Pero matar al doble sería matar también al sujeto, ya que ambas partes de la psique son necesarios para el sujeto. El Doble es una imagen del espejo del sujeto, el cual pierde su ser frente al Doble.
Para Lacan, el Doble es la única manera a través de la cual el ser humano puede desarrollar su identidad, para ello debe tener una imagen. Ésta permite la ruptura entre la realidad e imaginación ya que una personalidad que no se desarrolla es como Narciso, dice Maria O´conell; un hombre que no se reconoció a sí mismo al ver su reflejo. Cuando el mundo imaginario coincide con la realidad se produce la angustia extrema. Así les sucede a Akaky y a Goliadkin.
El Uncanny es sólo visto por el sujeto, y en términos freudianos el Doppelganger es el regreso de lo reprimido. Entonces los deseos y terrores enterrados en el interior de Goliadkin salen a la luz a través del doble, y éste logra conciliarlos mientras el sujeto trata desesperadamente de destruir su adversario pero es en vano.
La última visita de Goliadkin a sus superiores supone su fracaso definitivo en su intento de medrar socialmente. Este fracaso, provocado por el doble, se relata en un estilo que parece mezclar, e incluso identificar, las voces de personaje y narrador. En esto hace especial hincapié Mikhail Bakhtin, quien indica que El doble es una novela a tres voces: voz del señor Goliadkin, voz de su doble y, por último, voz del narrador.
Parece que el narrador, al igual que Goliadkin, sólo se percata al final de la novela, al final de su historia, de su locura. Y es su doble, aquel que nació producto de esta locura, quien le lleve hacia el coche de caballos que le conducirá a su final: "Krestyan Ivanovich y Andrei Filippovich cogieron cada uno de un brazo al señor Goliadkin y se dispusieron a subirle al coche, en tanto que su doble, según su villana costumbre, les ayudaba por detrás". Se reconoce un intento de fusión de los dos yos en uno y, asimismo, una constatación de la existencia de esta dualidad: "Entonces el consejero tomó de la mano al señor Goliadkin I y Andrei Filippovich hizo lo propio con el señor Goliadkin II y, en medio de la multitud que ansiosamente aguardaba, juntaron solemnemente a estos dos seres idénticos. Nuestro héroe miró estupefacto a su alrededor, pero al punto interrumpieron su inspección y le señalaron al señor Goliadkin II, quien le alargaba la mano.“Quieren reconciliarnos -concluyó para sí nuestro héroe y, conmovido, alargó su propia mano al señor Goliadkin II. Luego..., luego le ofreció la mejilla. El otro señor Goliadkin hizo lo propio". En el caso de "El Capote" no hay una unión de Akaky y su doble, que sería simbolizado por el capote, sino una separación y es eso lo que lo lleva a la muerte. Pero hacia el final, el protagonista vuelve  en busca de él presentándonos una escena fantástica que contradice con la verosimilitud que se le intentó dar a la obra. El comienzo del tratamiento del doble ya se presenta en la obra de Gógol, por lo cual probablemente el mismo Dostoievsky dijo que "El Capote dio inicio a toda una generación de escritores rusos.
Por otro lado, Guillermo López nos dice que en El doble se produce el comienzo efectivo (aunque ya estuviera anteriormente apuntado en Pobres Gentes) del sistema dialógico de las novelas de Dostoievski, este sistema cuyo fundamento es indicado por Bakhtin en su obra Teoría y estética de la novela, (Madrid, Taurus, 1989): "El principio de contraposición en la obra literaria no se llama "contrapunto", se llama "diálogo". Si en la vida todo es contraposición, en la obra de Dostoievski todo es diálogo: la confrontación de ideas y de sentimientos, el análisis sociológico-filosófico y el estudio psicológico. Los personajes dialogan entre sí y  consigo mismos ("microdiálogo"). También lo hacen cuando monologan.
Esto se debería, según García, a dos factores: primero, por la propia caracterización de la obra (el desdoblamiento de la personalidad), que obliga a explicitar al máximo la existencia del dialogismo. Segundo, por el intento, quizás inconsciente, de Dostoievski (refutado en su época, como ya hemos dicho) de dejar claramente fijadas las características de su obra ulterior.
En obras posteriores, este dialogismo se reiteraría traducido en lo que se han denominado pseudodesdoblamientos , pero más atenuados y también mejor encubiertos que en El doble.  Dostoievski tuvo como una de sus ideas más valiosas, el profundizar en la naturaleza del alma (en su 'misterio') a través de las contradicciones encarnadas en 'dobles'.


Bibliografía consultada:


  • García López, Guillermo. La división del yo en los personajes dostievskianos: el caso de El doble. Artículo publicado en las Actas de las II Jornadas de rusistas españoles; Valencia, Universidad de Valencia, 1998.
  • O´conell, María. El monstruo en el espejo: Miedo de sí mismo en la literatura grotesca. Texas Tech University.
  • Cuentos. Fiodor M. Dosotievsky. Ediciones Siruela, Madrid 2007. Traducción de Bela Martinova.
  • M. Illán, Antonio. Comunicación y Sociedad. El mito de San Petesburgo en el cine soviético a través de las adaptaciones de El capote de Gógol. Vol. XXIII. Núm. 2. 2010.
  • M. Lotman, Iuri. Símbolos de San Petesburgo y problemas de Semiótica urbana. Revista electrónica semestral de estudios semióticos de la cultura. ISBN. 1696-7351.
  • Internet: www.todoebook.com (libro El doble)
  • Gógol V., Nikolái. El Capote y otros cuentos. Biblioteca Universal. Centro editor de América Latina.